8 técnicas de estudio para aprobar cualquier examen
Son muchas las técnicas de estudio eficaces que puedes utilizar para preparar tus próximos exámenes. Elegir cualquiera de ellas y ponerla en marcha, te acercará mucho más a la posibilidad de aprobar ese examen que tienes pendiente.
Siempre ocurre lo mismo cuando se acerca la época de exámenes. Los nervios son inevitables, quieres aprobarlos con la calificación más alta posible. Si hay algo que puede asegurarte el éxito en tus próximos exámenes es comenzar a estudiar con antelación y haciendo uso de algunas de las técnicas de estudio más comunes.
Son muchas las técnicas de estudio eficaces que puedes utilizar para preparar tus próximos exámenes. Elegir cualquiera de ellas y ponerla en marcha, te acercará mucho más a la posibilidad de aprobar ese examen que tienes pendiente.
1. Lento, organizado y seguro
¿Por qué no crearte una rutina de estudio? Dedicando algo de tu tiempo a ello todos los días, podrás ir asimilando los conocimientos de forma progresiva.
Así, cuando llegue el momento de hacer el examen no tendrás por qué dedicar jornadas maratónicas al estudio, sino que podrás leer tranquilamente y repasar todo lo que has ido aprendiendo hasta el momento.
2. Búscale un sentido
Tomate tu tiempo para leer a conciencia y podrás darte cuenta de cómo cada tema se relaciona con el anterior y el posterior. Esto hará que proceses mejor la información y puedas razonarla.
De esta manera podrás comprender mucho mejor la materia y no tendrás por qué aprenderla de memoria sin encontrarle sentido alguno.
3. Cambia de lugar
Casi todo el mundo elige siempre el mismo lugar para estudiar. Un lugar en el que se concentra, tiene silencio… Pero hay estudios científicos que demuestran que no existe un lugar mejor que otro para estudiar, sino que cambiar de ubicación favorece el estudio.
Es una forma de incentivar al cerebro a trabajar a pleno rendimiento para que los conocimientos se afirmen más en la memoria.
4. Haz combinaciones
Si tienes muchos temas que estudiar puedes dividir tus jornadas de estudio en diversos momentos que te permitan ir estudiándolos de forma simultánea. Un espacio de tiempo para un tema, otro para otro… así hasta completar la sesión de estudio.
De esta manera evitarás olvidar las cosas que estudiaste al principio. Refuerza esta técnica escribiendo a mano las ideas más importantes.
5. Recuerda tu voz
Apréndete los temas de la misma manera en que te aprendes una canción. Los escuchas una y otra vez fijándote en cómo lo dice el cantante? Haz lo mismo con tus temas, puedes incluso grabarte diciendo el tema completo para después escucharte.
De esta manera podrás relacionar más rápido las preguntas con esos temas que tanto tiempo has estado escuchando.
6. Repasa en la noche
Sí, creemos que antes de ir a dormir lo mejor que puedes hacer es distraerte después de toda la jornada. Revisar tus redes sociales, ver alguna película, leer algo… ¿Y por qué no hacer un repaso?
No decimos que lo hagas justo antes de dormir pero leer a modo de repaso lo que has estudiado durante el día puede ayudarte a fijar mejor los conocimientos.
Durante el sueño el cerebro fija los conocimientos adquiridos durante el día así que… ¿Por qué no aprovecharlo?
7. Haz simulacros de examen
Te ayudarán a ver a qué tipo de preguntas te vas a enfrentar y a ajustarte a los tiempos que tendrás en el examen oficial.
También podrás familiarizarte con el formato del examen y evitarás que tus nervios te jueguen una mala pasada.
8. Escribir puede ser un gran ejercicio
La memoria visual es un factor muy importante, así que lo mejor que puedes hacer es ejercitarla. Si escribes a mano en una hoja las ideas importantes de cada tema y además utilizas colores o dibujos conseguirás ver los conceptos de una manera más clara.
Puedes completarlo con información de libros. De esta manera te asegurarás la asimilación de las ideas más importantes y podrás visualizarlas una vez que estés frente al examen.
Estas técnicas de estudio son muy sencillas de aplicar así que no deberías dudar en probarlas. ¿La clave? Preparar todo con suficiente antelación para evitar los nervios y el estrés de última hora.