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Álgebra de Baldor: esta es la historia del autor de uno de los libros más consultados del mundo

Abu Abdallah Muhammad ibn Musa al-Jwarizmi, más conocido como Al-Juarismi, es el hombre que aparece en la portada del clásico libro de matemáticas. Es considerado como el "Padre del Álgebra" y de su nombre proviene la palabra algoritmo.

 ·  octubre 22, 2022
Álgebra de Baldor: esta es la historia del autor de uno de los libros más consultados del mundo

No tuviste adolescencia si en tu paso por la secundaria y prepa si no tuviste al menos un dolor de cabeza con uno de los libros más populares de todos los tiempos: Álgebra de Baldor. ¡Sí, matemáticas! Seguro alucinaste con la materia y con este libro que parecía inofensivo, pero que lograba ponerte a reflexionar sobre tu vida y existencia en las noches al más puro estilo de He Man.

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Pero ¿quién es Baldor y por qué su libro de álgebra es un clásico?

Aurelio Baldor nació en La Habana, Cuba, y fue un apacible abogado y matemático que se encerraba durante largas jornadas en su habitación, armado solo de lápiz y papel para escribir un texto que desde 1941 aterroriza y apasiona a millones de estudiantes de toda Latinoamérica.

Aurelio Baldor era el educador más importante de la isla cubana durante los años cuarenta y cincuenta. Era fundador y director del Colegio Baldor, una institución que tenía 3.500 alumnos y 32 buses en la calle 23 y 4, en la exclusiva zona residencial del Vedado.

¿Por qué en la portada de Álgebra de Baldor aparece un hombre del medio oriente?

A pesar de que la imagen en la portada del libro nos presente a un hombre árabe, en realidad sabemos que no se trata del autor, sino de Abu Abdallah Muhammad ibn Musa al-Jwarizmi, más conocido como Al-Juarismi, cuyo nombre aparece en un rótulo bajo su representación en la portada.

Registros históricos estiman que Al-Juarismi vivió entre los años 780 y 850. Es considerado como el “Padre del Álgebra” y de su nombre proviene la palabra algoritmo.

Colegio y casa de A. Baldor

Colegio baldor

Los Baldor vivían en las playas de Tarará en una casa grande y lujosa donde las puestas de sol se despedían con un color distinto cada tarde y donde el profesor dedicaba sus tardes a leer, a crear nuevos ejercicios matemáticos y a fumar, la única pasión que lo distraía por instantes de los números y las ecuaciones. La casa aún existe y la administra el Estado cubano. Hoy hace parte de una villa turística para extranjeros que pagan cerca de dos mil dólares para pasar una semana de verano en las mismas calles en las que Baldor se cruzaba con el “Che” Guevara, quien vivía a pocas casas de la suya, en el mismo barrio.

El 2 de enero de 1959 los hombres de barba que luchaban contra Fulgencio Batista se tomaron La Habana. No pasaron muchas semanas antes de que Fidel Castro fuera personalmente al Colegio Baldor y le ofreciera la revolución al director del colegio. “Fidel fue a decirle a mi padre que la revolución estaba con la educación y que le agradecía su valiosa labor de maestro, pero ya estaba planeando otra cosa”, recuerda Daniel, el hijo menor del maestro de las matemáticas.

Aurelio Baldor y su familia en el exilio

Lejos de la patria Aurelio Baldor trató en vano de recuperar su vida. Fue a clases de inglés junto a sus hijos a la Universidad de Nueva York y al poco tiempo ya dictaba una cátedra en Saint Peters College, en Nueva Jersey.

Se esforzó para terminar la educación de sus hijos y cada uno encontró la profesión con la que soñaba: un profesor de literatura, dos ingenieros, un inversionista, dos administradores y una secretaria. Ninguno siguió el camino de las matemáticas, aunque todos continuaron aceptando los desafíos mentales y los juegos con que los retaba su padre todos los días.

Con los años, Baldor se forjó un importante prestigio intelectual en los Estados Unidos y había dejado atrás las dificultades de la pobreza. Sin embargo, el maestro no pudo ser feliz fuera de Cuba. No lo fue en Nueva York como profesor, ni en Miami donde vivió su retiro acompañado de Moraima, su mujer.

“El exilio le supo a jugo de piña verde. Mi padre se murió con la esperanza de volver”, asegura Daniel Baldor.

El autor del Algebra de Baldor se fumó su último cigarrillo el 2 de abril de 1978. A la mañana siguiente cerró los ojos, murmuró la palabra Cuba por última vez y se durmió para siempre.

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