¿Sabías que existe el síndrome por la obsesión de viajar?
El Síndrome de Wanderlust hace referencia a la obsesión que algunas personas tienen por viajar, es decir, se vuelve una especie de "necesidad". ¿Lo sabías?
¡Sí! Se trata del Síndrome Wanderlust, y es mucho más que tener ganas de irse de vacaciones, pues cualquiera puede tenerlas. El Síndrome de Wanderlust hace referencia a la obsesión que algunas personas tienen por viajar, es decir, se vuelve una especie de “necesidad” de conocer nuevos rincones y descubrir otras culturas.
Este síndrome afecta a hombres y mujeres por igual, normalmente entre los 20 y 40 años. Poseen un impulso irresistible de salir, aman escaparse a cualquier parte del mundo y siempre están buscando nuevos destinos.
¿Está en los genes?
Más allá de una moda, algunos expertos aseguran que el espíritu aventurero o síndrome de wanderlust en realidad se encuentra en nuestro genes, y más concretamente en el denominado DRD4-7r, un receptor de dopamina (neurotransmisor del placer) que ha sido bautizado como “el gen viajero”.
Para David Dobbs, investigador de National Geographic, este gen provoca que las personas que lo tienen “acepten mejor los cambios y la aventura, y también se sienten con mayor afinidad para asumir riesgos en cuanto a nuevas ideas, comidas, relaciones, etc”.
¿Cuáles son las señales del Síndrome de Wanderlust?
Las personas que padecen el síndrome wanderlust tienen características que las diferencian del resto:
- Siempre tienen actualizado y a mano el pasaporte por si surge la oportunidad de viajar de forma imprevista. No tienen miedo a salir de su zona de confort porque lo gustan los cambios.
- La curiosidad por descubrir nuevos lugares y otras culturas va más allá de la imaginación y se convierte en una necesidad. Todo el dinero que pueden ahorrar va destinado a vivir nuevas aventuras.
- En cuanto regresan de un viaje ya están planificando el siguiente: consultando páginas de Internet especializadas, viendo documentales o leyendo guías.
La pasión por viajar y conocer mundo no se reduce solamente a poseer el gen viajero, sino que también se relaciona con la infancia, la época en la que aprendemos a través del juego y la imaginación.
Es en esta etapa cuando se desarrolla el interés por saber qué hay más allá de los límites del hogar. Más allá de la frontera del colegio y los deberes, hay adultos que siguen sintiendo la misma pasión que entonces.
Aunque puede ser demasiado obsesivo y enfermizo, en principio no supone problemas de ningún tipo; por el contrario, viajar es algo muy positivo: conocer nuevos sitios, lugares, gente…
Y tú, ¿crees tener este síndrome? 😎