¿Por qué cuesta tanto rendir en invierno? Claves para vencer la fatiga
¿El sofá te tiene secuestrado y sientes una pereza que no es normal? 🥱❄️ Puede que no sea solo el frío. Te contamos la explicación científica detrás del cansancio invierno y cómo tu cuerpo reacciona a la falta de sol. Spoiler: tiene que ver con tus hormonas y la vitamina D. ¿Te sientes identificado? 👇
¿Sientes que en invierno arrastras los pies, el sofá te llama más fuerte y tu energía parece haberse esfumado con el sol? No eres el único. Este cansancio invierno tiene un nombre científico –astenia invernal– y una explicación fascinante que mezcla biología, hormonas y nuestro entorno. No es flojera, es una respuesta de tu cuerpo a los cambios ambientales. Aquí te desglosamos los factores clave: desde el desajuste hormonal provocado por la falta de luz solar hasta el impacto de la deficiencia de vitamina D y el extra gasto energético que supone el frío. Prepárate para entender qué le pasa a tu organismo cuando bajan las temperaturas.
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El cóctel hormonal: cuando la luz solar escasea
La principal culpable de este bajón es la disminución de la exposición a la luz solar. Nuestro cerebro usa la luz para regular el reloj biológico interno. En invierno, con días cortos y grises, se produce un desequilibrio:
- Menos serotonina: Con menos luz, producimos menos de este neurotransmisor, clave para el estado de ánimo, la motivación y la sensación de bienestar.
- Más melatonina: La oscuridad estimula la producción de esta hormona del sueño. Al anochecer antes y amanecer más tarde, nuestro cuerpo segrega melatonina durante más tiempo, lo que se traduce en somnolencia diurna y esa fatiga constante difícil de sacudir.
Este fenómeno es una causa directa del cansancio invernal y explica por qué, aunque duermas más horas, puedes despertarte igual de agotado.
Vitamina D: el “combustible” solar que nos falta
La luz solar no solo regula nuestro sueño; también es esencial para sintetizar vitamina D. En invierno, sus niveles suelen desplomarse, y esta deficiencia está directamente ligada a:
- Sensación de debilidad y agotamiento físico.
- Mayor predisposición a infecciones, como resfriados.
- Cambios de humor y apatía.
Mantener unos buenos niveles de esta vitamina es crucial para combatir el cansancio invernal y reforzar el sistema inmunológico.
El frío: un gasto extra de energía
Tu cuerpo es una máquina de termorregulación. Cuando hace frío, trabaja más duro para mantener su temperatura central estable. Este esfuerzo metabólico adicional consume recursos, contribuyendo a la sensación de agotamiento general. Es un cansancio físico añadido al hormonal.
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¿Cómo le plantamos cara al bajón invernal?
La buena noticia es que, entendiendo las causas, podemos tomar medidas sencillas para mitigar el cansancio invierno:
- Caza la luz del día: Aprovecha cada rayo de sol, aunque esté nublado. Un paseo a mediodía puede hacer maravillas para tu reloj biológico y tu ánimo.
- Movimiento, mejor al aire libre: El ejercicio regular, aunque sea ligero, estimula la producción de endorfinas y serotonina, contrarrestando la fatiga estacional.
- Alimentación con conciencia: Incluye fuentes de vitamina D en tu dieta: pescados azules (salmón, atún), yema de huevo, lácteos enriquecidos o suplementos si tu médico lo recomienda.
- Rutinas de sueño firmes: Intenta acostarte y levantarte a la misma hora, incluso los fines de semana, para ayudar a estabilizar tu reloj biológico.