¿Mapa mental o conceptual? Estas son las diferencias y cómo se hace cada uno
¿Mapa mental o mapa conceptual? A la hora de sintetizar la información de cualquier fuente, con el fin de comprenderla y asimilarla mejor, estas son útiles herramientas.
¿Mapa mental o mapa conceptual? A la hora de sintetizar la información de cualquier fuente, con el fin de comprenderla y asimilarla mejor, requerimos de estrategias de aprendizaje tales como los mapas conceptuales y mentales. Sin embargo, ¿sabes cuál es la diferencia y cómo se elaboran cada uno de ellos? Aquí lo detallamos.
De manera esencial, la principal diferencia entre mapas conceptuales y mapas mentales la encontramos en la jerarquización de conceptos. Pero también en las ideas que son representadas gráficamente.
A continuación te describimos las diferencias, conceptos y la manera en que se elaboran cada uno de estos diagramas y esquemas.
Qué es un mapa mental:
El mapa mental es un diagrama flexible. Para su realización, se utilizan conceptos interrelacionados surgidos por medio de métodos espontáneos, tal como la lluvia de ideas. Así pues, en el mapa mental, los conceptos afines se unen a través de ramas o brazos a otras ideas, creando una lógica mental que utilizaremos para dar rienda suelta al aprendizaje.
El objetivo es lograr, por medio de la relación espontánea de conceptos sobre un tema concreto, aprender a través de fórmulas de pensamiento que resultan propias y familiares.
Por ello, los mapas mentales son muy útiles para preparar una charla, una disertación, un análisis literario, etc.
Qué es un mapa conceptual
Por otro lado, el mapa conceptual es aquel que se representa a raíz de una idea central. A partir de dicha idea, surgen diversos temas o conceptos clave que van desde lo más global a lo más particular.
Para esto, el mapa conceptual recurre a palabras que sirven de enlace para esclarecer conexiones. Dichas conexiones unen ideas que se subordinan al concepto central, considerado como supraordinario.
El mapa conceptual tiene como objetivo la visualización de la manera en que se estructura un concepto principal. La información es ordenada de forma jerarquizada, con el fin de aprender de forma más rápida recordando la disposición de los diversos elementos.
Así pues, el mapa conceptual es recomendable para la comprensión de conceptos que incluyen niveles jerárquicos. Por tanto, es útil para historia, para una se secuenciación acontecimientos, para clasificar seres vivos, partes del cuerpo humano, etc.
¿Cómo hacer un mapa mental y conceptual?
Comprender las principales diferencias entre un mapa mental y un mapa conceptual nos llevará a desarrollar mejor el desglose de nuestras ideas.
Cómo hacer un mapa mental
Para completar un mapa mental, hemos de seguir este paso a paso, considerando que usaremos pocas palabras, y que las que usemos serán verdaderamente claves igual que haremos con las imágenes y las figuras representativas:
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Comenzamos situando la idea central y focal del tema. La añadimos en el centro de una hoja. Puede estar representada por una palabra o imagen.
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Partiendo de esa idea, desarrollamos otras ideas relacionadas con el tema.
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Establecemos un orden jerárquico en cada idea, desarrollándola en sentido de las agujas del reloj, priorizando las que tengan más relación de forma directa, que están más cerca del tema central.
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Usamos líneas para establecer las relaciones con el foco temático y el resto de ideas.
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Destacamos ideas encerradas en figuras cuadradas u ovaladas, o a través de lápices de colores o imágenes, para diferenciarlas entre sí y de las demás.
Cómo hacer un mapa conceptual
Veamos ahora cómo podemos crear mapas conceptuales. Para ello, seguiremos este paso a paso:
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Elegimos un medio para dibujar el mapa en sí. Se puede usar una pizarra, un papel, etc. También existen softwares online especiales para ello, como veremos más adelante.
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Comenzamos por crear el concepto principal. Lo ideal es empezar con un dominio de conocimiento con el que estemos familiarizados. Esta será la idea central que se relacionará con todas las demás que trabajaremos. Puede ser el planteamiento de una pregunta, el enfoque para un problema, etc.
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Identifica los conceptos clave. A continuación, a raíz de la idea central, iremos registrando conceptos asociados. Pensaremos y enumeraremos ideas relacionadas hasta un total de 15 a 25 de estos conceptos que estableceremos con descripciones concisas que no recarguen en exceso el mapa.
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Organización de líneas y figuras. Ahora, ordenaremos todos los conceptos uno a uno de forma jerárquica. Las ideas más generales quedarán en la parte superior de la lista, mientras que las más específicas irán en la inferior. Así tomarán forma para conectar figuras con líneas definiendo la ubicación correcta de cada idea.
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Afina los ajustes. En el último paso, afinaremos cada ajuste del mapa conceptual para asegurarnos de que las relaciones son correctas. Hay que responder a cuestiones como el encaje de cada elemento en su lugar, la mejor posición para cada idea y grupo de ideas y el uso de palabras de enlace para representar cada relación.