De acuerdo con experta, el Aprendizaje Activo es la clave para el Futuro de la Educación por esta razón
La verdadera educación se trata de liberar el potencial humano a través de la experiencia. Conoce cómo las metodologías de aprendizaje activo empoderan a los estudiantes para resolver problemas reales y convertirse en protagonistas de su propio futuro.
Durante décadas, la escuela se percibió como una “estación de paso”: un lugar estático donde se acumulaba información para usarla “algún día”. Sin embargo, ese modelo tradicional diseñado para formar operarios en la era industrial ha caducado.
Hoy, los jóvenes enfrentan un mundo complejo —con desafíos climáticos, sociales y tecnológicos— que exige mucho más que datos memorizados. La respuesta a este nuevo panorama es el aprendizaje activo, un modelo que deja atrás la pasividad y convierte a los alumnos en protagonistas de su propio conocimiento.
Pero, ¿cómo se traduce esto en la realidad? Amelia Bojórquez Ramírez, psicóloga y Directora General de Escuela Libertad, con más de 15 años liderando procesos de transformación educativa, tiene una visión clara: “El conocimiento sin propósito no genera bienestar ni progreso”.
Adiós a la memorización, hola al propósito
¿Recuerdas esas clases interminables donde el profesor hablaba y tú solo escuchabas? La experta apunta que esa vieja lógica escolar ya no funciona en un mundo donde la automatización realiza tareas repetitivas mejor que cualquier humano.
Para Bojórquez, especialista en desarrollo socioemocional y liderazgo ético, lo que realmente transforma vidas no es la información que se memoriza, sino las experiencias que permiten comprender, actuar y conectar. El aprendizaje activo no es solo una metodología moderna; es una estrategia vital para desarrollar habilidades del siglo XXI como:
- Pensamiento crítico para resolver problemas complejos
- Creatividad para encontrar soluciones innovadoras
- Colaboración para trabajar en equipo
- Adaptabilidad para navegar un mundo en transformación
El aprendizaje activo no es solo una metodología educativa moderna – es una forma de preparar a los jóvenes para la vida real.
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Del aula a la comunidad: El ciclo del aprendizaje vivencial
La magia ocurre cuando los estudiantes dejan de ser espectadores. La experta detalla que el verdadero éxito educativo radica en metodologías como el Challenge Based Learning (Aprendizaje Basado en Retos), donde los alumnos salen del aula para observar el mundo.
Bojórquez, quien ha impulsado proyectos como la Feria de Liderazgo “Leadership Expo Fest”, describe este ciclo de aprendizaje activo en cuatro fases esenciales:
- Sienten: Identifican una problemática real que les importa en su comunidad.
- Imaginan: Diseñan posibles soluciones creativas.
- Hacen: Prototipan, investigan y ponen a prueba sus ideas.
- Comparten: Presentan sus resultados y sensibilizan a otros.

Amelia Bojórquez destaca ejemplos tangibles de esta transformación bajo su gestión:
“Hemos visto estudiantes restaurando espacios recreativos en colonias aledañas, apoyando a migrantes o colaborando en secundarias públicas de comunidades como ‘Los Aztlanes’ en Tabasco. No lo hacen por una nota, lo hacen porque entienden que su educación tiene un impacto directo en la vida real”.
La tecnología como aliada del aprendizaje significativo
En lugar de prohibir celulares y tablets, el aprendizaje activo los convierte en herramientas poderosas. La clave, desde la perspectiva psicológica y pedagógica es incorporarla como un medio para:
- Investigar,
- crear contenido,
- programar,
- diseñar,
- construir prototipos,
- colaborar.


Currículos STEAM, herramientas de realidad aumentada, gamificación y dispositivos personales bien gestionados pueden convertirse en extensiones de la creatividad, no en barreras. La tecnología no reemplaza la experiencia humana; la potencia.
¡Esto es aprendizaje práctico en su máxima expresión!
Más que notas: midiendo lo que realmente importa
En este nuevo modelo educativo, las calificaciones van más allá de los exámenes tradicionales. Se valora:
- La capacidad de trabajar en equipo
- La perseverancia ante los desafíos
- La creatividad en las soluciones propuestas
- El impacto real en la comunidad
- La capacidad de comunicar ideas efectivamente
Estas son las habilidades del siglo XXI que las universidades y empresas realmente buscan.
El rol del profesor y la familia
Cuando una escuela se abre al entorno, se convierte en una comunidad vibrante. Las familias y los docentes dejan de ser figuras de autoridad rígida para unirse en un ecosistema donde, como señala Bojórquez, “se celebran los errores como oportunidades de aprendizaje”.
Amelia Bojórquez concluye con una reflexión poderosa sobre el futuro de la educación: “El futuro no necesita manos que sigan instrucciones, sino mentes capaces de construir mundos mejores. Y eso comienza en el aula, pero no termina ahí”.
¿Listo para ser parte del cambio?
El futuro de la educación ya está aquí, y es emocionante. Se trata de crear experiencias educativas donde los estudiantes no solo acumulan conocimientos, sino que desarrollan las competencias para transformar su mundo.
¿La mejor parte? Cada comunidad, cada escuela, cada docente puede empezar a incorporar principios del aprendizaje activo en sus prácticas. Pequeños cambios generan grandes transformaciones.