Año sabático

¿Buena o mala idea?

 ·  abril 5, 2018
Año sabático

Después de 15 años consecutivos en la escuela, con los mismos periodos vacacionales y la misma rutina de fin e inicio de cursos, muchos estudiantes desean tomarse un descanso, un tiempo que les sirva para viajar y conocer otras culturas, o bien, para definir lo que quieren de la vida, es decir, desean tomarse un año sabático. Sin embargo, ¿qué tan conveniente resulta pasar 365 días alejados de la vida escolar?

Aunque la mayoría de los jóvenes que optan por esta alternativa no tienen pensado quedarse sin hacer nada y desean realizar cientos de cosas, si no existe una planeación y una disciplina real, el año sabático puede ser un desperdicio.

Con el riesgo de convertirse en un “nini” Juan Carlos salió de la prepa hace cinco años, nunca se caracterizó por ser un alumno brillante; con mucho esfuerzo pudo terminar el bachillerato, habló con sus padres, les dijo que estaba muy cansado y que aún no definía bien lo que quería estudiar, por lo que se tomaría un año de des- canso para aclarar sus ideas. Sus padres lo entendieron y lo apoyaron.
Después de la graduación y el viaje de fin de cursos, llegaron las vacaciones de verano y Juan Carlos las pasó con sus amigos de la prepa como cada año. Al inicio de clases, él comenzó a planear lo que iba a hacer, siempre había querido ir al gimnasio y mejorar su condición física, pero también quería estudiar inglés, viajar y trabajar.

“Tenía tantas cosas en la cabeza que se me pasaron los días. Nunca pude determinar cuánto tiempo le iba a dedicar a cada cosa. Cuando habían transcurrido seis meses, me di cuenta de que sólo iba al gym y veía la tele: ¡había perdido un semestre! Entonces decidí que quería viajar e irme a Londres para perfeccionar mi inglés. Se lo comenté a mi papá y, como los boletos estaban muy caros, tuve que viajar tres meses después”.

Juan Carlos sólo estuvo un mes en Londres y sus planes de viajar a otros países se vieron frustrados porque no podía pagar los traslados; de hecho, la vida allá le resultó muy difícil porque no planeó con tiempo su estancia en ese país y, finalmente, tuvo que regresar para inscribirse en una universidad.

“Sin saberlo me estaba convirtiendo en un ‘nini’ (ni estudiaba, ni trabajaba). Todos mis planes se quedaron sólo en eso. Ese año fue un error y por nada lo volvería a cometer; me arrepiento de haberlo vivido así”. Hoy, Juan Carlos está ya por terminar su carrera de diseño, afortunadamente no perdió más tiempo y estudió lo que ya tenía pensado.

Muchos casos como éstos son el resultado de una falta de visión y organización; no obstante, un año sabático sí puede reportar ventajas, siempre que esté bien planeado.

 

Por: Verónica Hernández Cedillo

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