Cómo son las pruebas
Para realizar un perfil completo del solicitante, existen varios tests que, combinados y sumados, permiten orientar sobre la vocación o la carrera más adecuada.
Uno de ellos, asegura el licenciado Alejandro González Berazueta Balboa, director del Grupo de Investigación Orienta, de la Ciudad de México, es el Test Psicométrico Multidimensional o TPM, que evalúa 160 factores de inteligencia y personalidad (como I.Q., inteligencias múltiples, emocional, social, competencias cognitivas y factores de riesgo).
El TPM brinda una visión total del examinado, y además es muy útil para la tutoría a nivel medio superior y superior, por lo que lo utilizan muchas universidades y escuelas.
Otra de las pruebas es el Diagnóstico Holístico de Personalidad Estructural o DHPE, el cual arroja dos carpetas personalizadas de superación integral para el examinado y sus padres.
En este aspecto, la maestra Martha Leticia González Acosta, coordinadora de Orientación Vocacional de la Universidad Anáhuac, recomienda seguir los pasos que ha propuesto uno de los teóricos más famosos en la materia, John L. Holland, autor de la Teoría Tipológica.
Él insta a los jóvenes a seguir algunos pasos antes de elegir una carrera, realizándose una serie de preguntas acerca de las profesiones que tiene en mente estudiar:
1. ¿Tengo la inteligencia o habilidades especiales necesarias para hacer este trabajo? Si no sabes la respuesta, infórmate o busca consejo.
2. ¿Puedo obtener el conocimiento y las destrezas para hacer un buen trabajo en esta carrera?3. ¿Sé cómo vive
la gente con esta ocupación dentro y fuera del trabajo? ¿Me parece una buena manera de vivir?
4. ¿Cuento con los medios económicos para adquirir la capacitación que necesitaría conseguir?
5. ¿Puedo verme feliz haciendo este trabajo por muchos años?
6. ¿Mis amigos y parientes piensan que puedo tener éxito en este trabajo?
Para finalizar este simple pero trascendente ejercicio, Holland considera que las ocupaciones con el mayor número de respuestas “si” ofrecerán las mejores posibilidades a los jóvenes que buscan definir su futuro profesional.
Sin embargo, más allá de las pruebas que se puedan realizar, la maestra González Acosta aclara: “Ninguna persona ni ninguna prueba puede ofrecer la garantía perfecta de que a través de ellos se realice la selección correcta.
Los orientadores vocacionales solamente podemos guiar y ayudar a reducir resultados indeseables y riesgos, pero es el alumno quien debe tomar la decisión, y debe hacerlo teniendo la mayor información posible respecto a sí mismo, a la profesión que quiere seguir, a la universidad en la que desea estudiar, al campo de trabajo al que quiere acceder y al tipo de vida que desea tener”.
Quienes solicitan el estudio de orientación vocacional completo en la Anáhuac realizan una batería de pruebas que incluyen las áreas de personalidad, aptitudes, intereses e inteligencia, que proporcionan información importante para la elección adecuada de una carrera.
“En muchas ocasiones los alumnos tienen claros sus intereses, pero no saben si cuentan con las capacidades adecuadas requeridas para el estudio de una carrera; para ello contamos con las pruebas de aptitudes. En otras ocasiones los chicos no tienen claros sus intereses o sienten que todo les gusta; las pruebas de intereses están diseñadas para discriminar cuáles son los gustos o actividades que prefiere la persona y en las que se sentiría mejor”, aseguran.
En el caso de las pruebas de personalidad, existen ciertas características que nos llevan a estudiar tal o cual carrera, o que nos pueden ayudar a funcionar mejor o a ser más productivos en ciertos ámbitos; por eso la Anáhuac aplica este tipo de pruebas.
Por su parte, las pruebas de inteligencia permiten predecir, dentro de lo posible, el éxito de la persona en una carrera profesional o si cuenta o no con los prerrequisitos necesarios para cursa r una carrera.
En el caso de la UNAM, esta institución cuenta con los instrumentos denominados PROUNAM-II e INVOCA, que miden aptitudes académico-vocacionales e intereses vocacionales, respectivamente, y que se aplican a los alumnos que cursan el segundo año del bachillerato.
PROUNAM-II es una prueba diseñada para obtener una medición de las aptitudes académico-vocacionales del estudiante de bachillerato.
Si entendemos por aptitud la condición o conjunto de características relacionadas con la capacidad del individuo para adquirir con mayor facilidad, mediante el entrenamiento, algunos conocimientos (por lo general específicos), habilidades o patrones de respuesta como hablar un idioma, componer música, etc.
La prueba consta de nueve subpruebas: aptitud verbal, aptitud numérica, ensamble de formas, discriminación de figuras, reconocimiento de palabras, criptogramas, aptitud mecánica, uso del lenguaje, razonamiento.
Por su parte, INVOCA es un inventario de intereses vocacionales agrupados en 14 áreas de interés que permite determinar tipos específicos de actividades y/o ambientes académicos y laborales en los cuales los alumnos se puedan desarrollar y sentir a gusto.
Las áreas identificadas son: ciencias físicas, mecánico matemáticas, ciencias biológicas y de la salud, ecología y medio ambiente, servicio social/altruismo, político, ciencias sociales, administrativo/financiero, organizacional/persuasivo, artístico, plástico, visual, expresión musical, expresión oral, expresión escrita.
Por: Cintia Neve