Pensamientos que debemos evitar por salud mental
La salud mental es una virtud hoy en día que de la muchos no disfrutan al cien por ciento, generando problemas mayores como la depresión.
La salud mental es una virtud hoy en día que de la muchos no disfrutan al cien por ciento, generando problemas mayores como la depresión.
La depresión se considera un problema de salud mental que, según estudios recientes, la pandemia logró detonar considerablemente.
¿Qué genera la condición de depresión?
Vale la pena señalar que en el desarrollo de una depresión intervienen multitud de factores, algunos más conocidos que otros. Se sabe que existe un factor hereditario, pero aún falta mucha información sobre las bases genéticas de la depresión.
Por otro lado, también los hábitos también influyen: falta de vitamina D, no dormir suficientes horas, vida sedentaria y con pocas relaciones sociales o incluso el tipo de profesión que se desempeñe pueden ser relevantes.
En todo caso, existen ciertos pensamientos y actitudes que también pueden favorecer el desarrollo de algún cuadro depresivo. Son, en general, pensamientos que no aportan y que nos sumergen en un bucle de pesimismo, algunos son:
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Pensamiento sobregeneralizado
Tendencia a extraer conclusiones generales de hechos aislados: “La última cita salió fatal, así que seguro que la de mañana irá mal también”.
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Pensamiento Superman
Para considerarnos valiosos, creemos que debemos ser competentes en todo: “Fracaso si no logro ser un padre ideal, un trabajador eficaz, una pareja amorosa y un buen deportista… a la vez”.
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Pensamiento best seller
Necesitamos la aprobación de todas las personas que tenemos alrededor: “Mi novio debe gustarle a toda mi familia”
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Pensamiento culpable
Nos atribuimos responsabilidad en sucesos negativos en los que influimos poco: “Mis padres se separaron por mi culpa”.
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Pensamiento neurótico
Creer que es catastrófico que las cosas no vayan como a uno le gustaría: “No podría resistir que mi novia me dejara”.
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Pensamiento dicotómico
Tendencia a clasificar las experiencias en dos categorías opuestas y extremas: “Los buenos amigos son los que siempre están ahí. El resto no merece la pena”.
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Pensamiento abnegado
Se da cuando nos preocupamos más por las necesidades ajenas que por las propias: “Sería egoísta gastarme dinero en algo que solo me sirva a mí”.
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Pensamiento cenizo
Inferir conclusiones negativas, aunque los hechos contradigan nuestra hipótesis: “Mi pareja no me quiere. Me lo dice porque le doy pena, porque le interesa…”
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Pensamiento selectivo
Centrarse en un detalle negativo e ignorar puntos positivos más relevantes: “Me han felicitado por la presentación que hice, pero estaba muy nervioso. Qué desastre”.
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Pensamiento bebé
Creer que dependemos de los demás y que lo que pasa en nuestra vida no tiene nada que ver con nosotros: “Todas mis relaciones de pareja han ido fatal: no doy con una mujer buena”.
Con información de: Muy Interesante