¿Te ha pasado que identificas ciertas características en tu pareja al momento de relacionarse, reaccionar o gestionar sus emociones? ¿Quizá en ti mismo lo notas? Esas características en la forma de relacionarnos están directamente conectadas a la teoría del apego. En esta nota te contamos un poco sobre la teoría del apego y sobre los 4 tipos de apego.
En contraste con otras especies, los humanos somos una especie muy vulnerable al nacer, por esta razón, requerimos de cuidados específicos al nacer.
Los humanos desarrollamos un vínculo con nuestros progenitores que nos une a ellos. Así, el apego a los padres nos permite construir diversas funciones mentales como: la atención, la memoria sensorial y las emociones.
Al desarrollar las emociones básicas, los padres nos enseñan a detectarlas, a identificarlas y a manejarlas y/o canalizarlas para poder socializar adecuadamente.
¿Qué pasa cuando hay una alteración en el curso del desarrollo del apego? Generamos dinámicas que pueden ser desadaptativas, las cuales obstaculizan nuestras capacidades para percibirnos a nosotros mismos y a los demás.
La teoría del apego fue propuesta por el psicoanalista inglés John Bowlby. Durante los años 50, estudió factores relacionados con la psicopatología infantil. Así observó que existe un vínculo directo entre familia y patrones de conducta desadaptativos.
Bowlby se concentró en las interacciones observables entre madre e hijo porque creía que las interacciones observables eran aquellas que estructuraban la mente del niño y, por lo tanto, la forma en que se relacionaba con los demás.
Así pues, la forma en la que los padres responden a las necesidades biológicas, afectivas y psicológicas del hijo constituyen un tipo de apego específico. La relación con los padres son la base para el desarrollo de la personalidad infantil y el desarrollo de las relaciones psicosociales futuras.
El apego seguro se construye mediante una relación de amor incondicional entre padres e hijos. El niño se siente amado por sus padres ya que le prestan atención y lo cuidan sin sobreprotegerlo.
Este tipo de apego puede forjarse por el abandono de alguno de los padres o por conductas ansiosas por parte de los cuidadores. Los padres cuidan al niño, pero en ocasiones le ignoren o le descuiden, esto provoca una sensación de inseguridad en el niño por las inconsistencias de sus cuidadores.
Se produce cuando la educación es rígida y existe poco afecto. El niño con este tipo de apego recibió poco afecto por parte de los padres y recriminaciones relacionadas con el orden y el perfeccionismo. El niño con padres evitativos aprende a reprimir emociones e incluso desarrolla una importante dificultad para reconocer y expresar sus propias emociones.
Dentro de la teoría de apego, el apego desorganizado es inseguro a partir de una relación hostil e impredecible. Los padres son agresivos e indiferentes a sus necesidades. En ocasiones existe maltrato físico y psicológico muy significativo. Los progenitores mantienen conductas desadaptativas con el niño generando vínculos disfuncionales y límites difusos.
Fuente: Psicología y Neurociencia
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