¿Ya lo sabías?

Placer y felicidad: ¿Iguales o totalmente opuestos? Descúbrelo

Todos hemos escuchado frases como “Haz lo que te haga feliz” o “Busca tu placer”. Pero, ¿realmente entendemos qué significa cada uno? Placer y felicidad son palabras que usamos con frecuencia, pero pocas veces reflexionamos sobre sus diferencias y cómo impactan nuestra vida diaria. Spoiler🚨: no son lo mismo, y confundirte puede costarte más de lo que imaginas.

Mientras el placer es como una chispa instantánea, la felicidad es un fuego constante que requiere algo más que gratificaciones rápidas. En este artículo, te explicaremos de manera clara y amena las diferencias entre placer y felicidad para que entiendas qué camino quieres seguir.

Placer: La recompensa instantánea

El placer es esa sensación inmediata que nos invade al comer un chocolate, ganar un videojuego o recibir un “me gusta” en Instagram. Está directamente ligado a nuestro sistema de recompensas en el cerebro y, aunque se siente genial, suele ser pasajero.

El placer está relacionado con el neurotransmisor dopamina, que actúa como un “regalo” químico cuando logramos algo. ¿El problema? Se puede volver adictivo si dependemos demasiado de estas pequeñas dosis para sentirnos bien.

Felicidad: El estado a largo plazo

A diferencia del placer, la felicidad no está necesariamente atada a momentos específicos. Es un estado de bienestar más amplio y duradero, que a menudo incluye la conexión con otros, la satisfacción personal y un sentido de propósito.

Los psicólogos sugieren que la felicidad se construye a lo largo del tiempo y está más conectada con la serotonina, una sustancia que promueve la calma y la estabilidad emocional. Aunque no siempre es tan “emocionante” como el placer, la felicidad tiene un impacto más profundo en nuestra salud mental.

¿Cómo diferenciarlos?

  1. Duración: El placer es efímero (dura segundos o minutos), mientras que la felicidad puede extenderse por días o incluso años.
  2. Impacto: El placer a menudo depende de factores externos, como objetos o experiencias. En cambio, la felicidad proviene de un sentido interno de satisfacción.
  3. Costo: Perseguir placer de forma compulsiva puede llevar a la frustración o incluso a problemas como adicciones. En cambio, la felicidad requiere esfuerzo, pero te da estabilidad.

¿Placer o felicidad? Tú decides

No hay nada malo en disfrutar los placeres de la vida. De hecho, son necesarios para desconectar y disfrutar el momento. Pero si solo buscas placer, podrías perderte de la felicidad que viene con relaciones significativas, metas a largo plazo y el cuidado de tu bienestar emocional. La clave está en encontrar un balance y no sacrificar lo duradero por lo inmediato.

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Brenda Castillo

Hispanista. Lic. en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM, y especializada en temas de lingüística y docencia desde hace 7 años. Colaboradora de publicaciones para Guía de Preparatorias, Guía Universitaria y Guía de Posgrados.

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