Luego de 20 años de conflicto, es Estados Unidos quien retira la mayoría de sus tropas de Afganistán; esto se resume en que los talibanes están ganando terreno mientras continúa un rápido avance a través de Afganistán, tomando el control de decenas de distritos. En otras palabras, los talibanes entraron a Kabul, la capital de Afganistán , y clamaron la “victoria” desde el Palacio de Gobierno. Para hacer un repaso que exponga y explique la situación actual de Afganistán, presentamos los siguientes puntos.
El costo de esta guerra ha sido catalogado como una de las más altas lo largo de la historia, tanto en vidas como en recursos monetarios. Pero, ¿cómo es que se llevó a cabo este conflicto y por qué Afganistán ahora se encuentra en una posición muy complicada? ¿Logró Estados Unidos lo que se propuso?
El 11 de septiembre de 2001, varios ataques en EE.UU. causaron la muerte de casi 3.000 personas, después de que aviones fueran secuestrados y estrellados contra el World Trade Center en Nueva York y el Pentágono en el condado de Arlington, Virginia.
Osama Bin Laden, el jefe del grupo terrorista islamista al-Qaeda, fue pronto identificado como el hombre responsable. El Talibán, formado por islamistas radicales que controlaban Afganistán y protegían a Bin Laden, se negó a entregarlo. Por esta razón, un mes después del 11 de septiembre, Estados Unidos lanzó ataques aéreos contra Afganistán para derrotar a ambos grupos.
Dos meses después de que Estados Unidos y sus aliados internacionales y afganos lanzaran sus ataques, el régimen talibán colapsó y sus combatientes se dispersaron en Pakistán.
En 2004 asumió un nuevo gobierno respaldado por Estados Unidos, pero los ataques mortales de los talibanes continuaron a lo largo de los años. Las fuerzas internacionales que trabajaban con las tropas afganas lucharon para contrarrestar la amenaza del grupo revitalizado.
Los talibanes cobraron importancia en la zona fronteriza del norte de Pakistán y el suroeste de Afganistán a principios de la década de 1990.
Prometieron luchar contra la corrupción y mejorar la seguridad de los afganos, muchos de los cuales estaban lidiando con los efectos de una guerra civil destructiva.
Rápidamente ampliaron su influencia e introdujeron o apoyaron castigos islámicos, como ejecuciones públicas de asesinos y adúlteros convictos, y amputaciones a quienes se encontraran culpables de robo.
En ocasiones, durante las últimas dos décadas, los talibanes han estado a la defensiva, pero nunca estuvieron destinados a durar. En 2014, al final del año más sangriento en Afganistán desde 2001, las fuerzas internacionales, que no querían quedarse en Afganistán indefinidamente, pusieron fin a su misión de combate dejando al ejército afgano luchando contra los talibanes.
Pero esto dio un impulso al Talibán, que tomó territorio y detonó bombas contra objetivos del gobierno y civiles.
Más de 2.300 hombres y mujeres militares estadounidenses han muerto y más de 20.000 han resultado heridos, junto con más de 450 británicos y cientos de otras nacionalidades.
Pero el pueblo afgano ha sufrido la mayor parte de las bajas, y algunas investigaciones sugieren que han muerto más de 60.000 miembros de las fuerzas de seguridad; mientras que unos 111.000 civiles han muerto o han resultado heridos desde que la ONU comenzó a registrar sistemáticamente las bajas civiles en 2009.
Según un estudio, el costo financiero estimado para el contribuyente estadounidense se acerca a la asombrosa cifra de US$1 billón.
En febrero de 2020, Estados Unidos y el Talibán firmaron un “acuerdo para llevar la paz” a Afganistán, el cual tardó años en elaborarse.
Según el tratado, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN acordaron retirar todas las tropas a cambio del compromiso de los talibanes de no permitir que al-Qaeda o cualquier otro grupo extremista opere en las áreas que controlan.
Como parte de las conversaciones del año pasado, el Talibán y el gobierno afgano participaron en la liberación de prisioneros.
Las últimas fuerzas estadounidenses y de la OTAN que quedaban se retiraron de la base aérea de Bagram, dejando al gobierno afgano a cargo de la seguridad.
Se espera que alrededor de 650 soldados estadounidenses permanezcan en el país, según la agencia Associated Press.
Esto es principalmente para brindar protección a los diplomáticos y ayudar a proteger el aeropuerto internacional de Kabul, un centro de transporte vital para el país sin litoral.
Desde el acuerdo, el Talibán se han apoderado de vastas extensiones de territorio, y han amenazado con derrocar una vez más al gobierno en Kabul tras la retirada de las potencias extranjeras.
Al-Qaeda también continúa operando en Afganistán, y los militantes de Estado Islámico también están llevando a cabo ataques en el país.
Ha crecido la preocupación por el futuro de Kabul, pero el presidente afgano Ashraf Ghani insiste en que las fuerzas de seguridad del país son totalmente capaces de mantener a raya a los insurgentes.
“La respuesta depende de cómo se mida”, señala el corresponsal de seguridad de la BBC Frank Gardner.
Veinte años después, el Talibán está muy lejos de ser derrotado y sigue siendo una fuerza formidable de combate. Algunos informes sugieren que en junio se vivió la peor violencia desde la llegada de la coalición, con cientos de vidas perdidas.
“Al-Qaeda, el Estado Islámico y otros grupos militantes no han desaparecido, están resurgiendo y sin duda están alentados por la inminente partida de las últimas fuerzas occidentales que quedan en el país”, indica Gardner.
Fuente: BBC
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