Se trata de un término que proviene de la fusión de las palabras vampire (vampiro) y texting (enviar y recibir mensajes a través de dispositivos electrónicos). Y es que, debido a que es tan fácil conectarse a internet desde smartphones, laptops, consolas de videojuegos y tablets, muchas personas lo hacen a altas horas de la noche, practicando el vamping.
Este término, de acuerdo con Carla Bustos, de la Universidad de Guayaquil, en Ecuador, fue impuesto por usuarios de la tecnología al sentir que este espacio nocturno les permite tener libertad de expresión, pertenecer a grupos sociales sin limitaciones y no ser juzgados por su estado físico.
La principal razón es la dificultad de conciliar el sueño y, por ende, las consecuencias negativas que se reflejan en nuestra salud. El factor principal por el que las personas no pueden dormir es por la luz azul que emiten los aparatos electrónicos, lo que genera que el usuario se mantenga activo y no logre conciliar el sueño.
Esa luz azul daña el retinal, un tipo natural de vitamina A que se encuentra en el ojo, lo que puede provocar afectaciones a nivel celular, explica la American Academy of Ophthalmology. Además, esa iluminación nos despierta y estimula, porque altera el ritmo circadiano, es decir, nuestro ciclo natural de vigilia y sueño.
No hay una receta infalible, pero sí una serie de pasos que pueden ayudar a disminuir el tiempo destinado a los dispositivos electrónicos.
Fresia Hernández, directora de Psicología Clínica y de la Salud del Tec de Monterrey, Campus Monterrey, recomienda primero analizar el patrón de uso. Es decir, si la mayor parte de tu tiempo libre lo ocupas para usar tus dispositivos, es momento de hacer cambios.
La sugerencia es realizar una serie de actividades, por ejemplo, deportes o hobbies que te mantengan lejos de la tecnología durante largos periodos.
“La prohibición no es una alternativa, se tiene que dar oportunidad para dejar el teléfono, hacer actividades y socializar de otra forma”, agrega la especialista.
Peeeeero… si lo anterior no funciona, es momento de pedir ayuda. Cuando hay una pérdida del control del uso, del tiempo y de los lugares donde se utiliza la tecnología y esto ya causa algún tipo de respuesta emocional, se debe acudir a un profesional de la salud, un psicólogo o psiquiatra para trabajar en los temas que hicieron a la persona se refugiara en la tecnología.
Con información de TecReview
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