Desde el 1° de septiembre de 2020 se puede disfrutar de película premiada en el catálogo de Netflix, por lo que rápidamente se convirtió en tendencia y en top de vistas en la plataforma streaming. ¿Por qué? Probablemente por la gran popularidad que tuvo tras los galardones en los premios Oscar en su 92ª edición.
Y es que, de las seis nominaciones a los Oscars que obtuvo Parásitos hubo una especialmente llamativa: “Mejor Diseño de Producción”. De hecho, ¿sabías que la casa de “Parásitos” bien puede ser un personaje más de la película?
Gran parte de la misma se explica por la espectacular casa donde residen los Park, la acaudalada familia a la que los Kim engañan para poder trabajar para ellos. No solo es el lugar donde ocurre el 60 por ciento de la trama, sino que sus características nos hablan tanto de la ideas de la película como el propio guión. Y nada en ella es casual.
La película nos da a entender que la casa es obra del célebre arquitecto Namgoong Hyunja. Pero la realidad es que ni la residencia ni Hyunja existen en realidad: todo se trata de un decorado creado por el propio Bong Joon-ho y el diseñador de producción Lee Ha Jun.
Desde el primer momento ambos diseñaron la casa alrededor del guión. El objetivo no fue solo construir una residencia digna de una revista de arquitectura, sino que dicha arquitectura estuviera al servicio de la historia, tanto a nivel técnico como simbólico. En todo momento la casa funciona como una suerte de estructura metafórica que contiene todas las ideas que transmite la película. La principal, claro, es la lucha de clases.
La casa se construyó en el exterior para poder utilizar luz natural. La iluminación juega un papel esencial a la hora de diferenciar el lugar donde viven las dos familias protagonistas.
Mientras que los Kim habitan un oscuro semi-sótano, la casa del los Park tiene una enorme cristalera a través de la que entra luz solar durante todo el día. Un contraste que el director utiliza para ilustrar las diferencias entre clases sociales.
En Parásitos la arquitectura se utiliza para transmitir esnobismo. Un recurso tan sutil que puede escapársele a algunos espectadores. Y es que si hay una metáfora visual que se repite constantemente es la que tiene que ver con los niveles.
En casi todas las escenas aparecen escalones ascendentes y descendentes, y a menudo estos cambios de altura implican un giro de guión. Cada vez que algún miembro de la familia Kim sube al piso superior, por ejemplo, ello representa un avance en su plan de infiltración. Pero si hay unas escaleras clave en la casa estas son las que llevan al sótano oculto, un espacio que transforma por completo la película, añadiendo una nueva capa tanto desde el punto de vista argumental como simbólico.
Si Parásitos habla algún lenguaje, este es el de la arquitectura. Quizá es ahí dónde hay que buscar las razones de su universalidad.
Fuente: PlayGround
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