El impacto del uso de agua por la IA es una realidad que nos afecta a todos. La inteligencia artificial (IA) está en todos lados, desde aplicaciones en tu celular hasta grandes procesos empresariales. Pero ¿alguna vez te has preguntado cuánta agua se necesita para que estas herramientas funcionen? Aunque el uso de agua por la IA puede parecer un tema menor, la realidad es que esta tecnología está dejando una huella hídrica preocupante.
El alto consumo de agua de los centros de datos que alimentan la IA tiene una razón principal: mantener fría la tecnología. Cada vez que utilizas una herramienta basada en IA, los servidores trabajan a full capacidad, generando calor extremo. Para evitar el sobrecalentamiento, los centros de datos utilizan sistemas de enfriamiento masivos que dependen en gran medida del agua.
Por ejemplo, los datos de 2022 muestran que Microsoft consumió 1.700 millones de galones de agua, mientras que Google alcanzó los 5.560 millones de galones. Estas cifras son equivalentes a llenar cientos de piscinas olímpicas y reflejan un uso intensivo de este recurso vital.
La situación se agrava si consideramos que el mundo ya enfrenta una crisis de escasez de agua. Según la World Wildlife Federation, el 66% de la población mundial podría enfrentarse a la escasez de agua para el próximo año. Esto significa que el uso excesivo de agua para mantener centros de datos no es sostenible a largo plazo.
En regiones propensas a la sequía, como California o partes de México, los centros de datos podrían incluso competir con las comunidades locales por el acceso al agua. Esto genera dilemas éticos y operativos sobre cómo equilibrar la innovación tecnológica con las necesidades humanas y ambientales.
A pesar del impacto, existen soluciones en marcha. Empresas como Veolia están liderando la carga hacia una tecnología más sostenible. Por ejemplo, a través de su iniciativa GreenUp, Veolia implementa sistemas de reciclaje y reutilización de agua que han demostrado reducir el consumo en hasta un 50% en centros de datos.
Un caso de éxito es un centro de datos en Illinois que logró ahorrar 12 millones de galones de agua al año gracias a la instalación de controladores TrueSense, que optimizan el uso del agua de enfriamiento. Otro ejemplo, en Virginia, permitió eliminar sistemas de ablandamiento de agua obsoletos, ahorrando más de 114,000 dólares al año.
Veolia también está implementando su plataforma Hubgrade Water Footprint, una herramienta que ofrece datos en tiempo real para gestionar de forma eficiente el agua y reducir emisiones de carbono. Esta solución no solo ahorra agua, sino que también ayuda a las empresas a alinearse con objetivos de sostenibilidad.
El uso de agua por la IA es una responsabilidad compartida. Mientras los centros de datos buscan formas de optimizar sus operaciones, también es vital que los consumidores y empresas exijan transparencia y sostenibilidad en el uso de los recursos. Si bien la inteligencia artificial tiene el potencial de transformar nuestras vidas, es esencial que lo haga sin comprometer el futuro de nuestro planeta.
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