Cada vez se demuestra con mayor precisión la plasticidad de nuestro cerebro, es decir, su capacidad para modificar su estructura y sus funciones. En el caso del uso de las nuevas tecnologías, esto tiene su parte negativa. Por ello, aquí te decimos cuáles son las principales formas en que la tecnología afecta al cerebro humano.
Investigadores anunciaron recientemente en un estudio que nuestros cerebros se están adaptando rápidamente al uso de las nuevas tecnologías. Un grupo de 37 voluntarios (26 con teléfonos inteligentes y los demás con celulares tradicionales) participó en el estudio, que consistió en rastrear la actividad cerebral mediante el uso de electroencefalogramas.
Los resultados arrojaron que la repetición ha hecho que se modifique la forma en la que los pulgares y el cerebro se comunican entre sí.
“Realmente me sorprendió la escala de los cambios que provoca el uso de teléfonos inteligentes”, comenta el neurocientífico Arko Ghosh, investigador de la Universidad de Zurich y del Instituto Federal de Tecnología de Zurich (ETH), quien participó en la investigación.
Pero esto es solo apenas uno de las formas en que la tecnología incide en nuestra evolución. Y es que tal parece que el consumo de tecnología se puede comparar con el de sustancias tóxicas, “porque el uso excesivo de videojuegos o aparatos electrónicos hace que se sobre estimule la segregación de dopamina”, señala la coordinadora terapéutica de Triora Alicante, Montse Martínez.
Asimismo, existen varias señales que pueden alertarnos de que una persona presenta un comportamiento adictivo frente a las nuevas tecnologías y que en buena parte están causados por los cambios que producen en el cerebro.
Las adicciones interfieren con el proceso natural del cerebro, alterando los centros de recompensa y de castigo.
Al estimular el centro de recompensa, el cerebro libera más dopamina –y otras hormonas relacionadas con el bienestar. Además, la falta de ese estímulo provoca una sensación de malestar en la persona y la necesidad de repetir el comportamiento.
Una vez que la adicción se ha desarrollado en el cerebro, causa gran cantidad de cambios en su anatomía. Por ejemplo, remodelando circuitos neuronales para dar el máximo valor a las sustancias tóxicas frente a otros intereses como la salud, el trabajo, la familia o la vida misma.
Al afectar al funcionamiento normal del sistema nervioso central se producen efectos que distorsionan la percepción y cambian la conducta alterando nuestras capacidades. Esto se traduce en modificar la manera de pensar, de percibir, funcionar, relacionarse y enfrentarse a situaciones de la realidad.
A todo esto hay que sumarle una intensa sensación de ansiedad provocada por la sobreexcitación del sistema hedónico, que está generada por un aumento de la actividad de la amígdala. Por esta razón, la persona necesita consumir no sólo para sentir placer sino, fundamentalmente, para frenar la ansiedad.
Finalmente, desde luego es recomendable buscar asistencia profesional en caso de detectar los primeros síntomas de alteraciones o trastornos por uso excesivo de dispositivos tecnológicos, como pueden ser, cambios de comportamiento o pérdida de interés en actividades diarias.
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