¿Sabías que ocho mil millones de kilos de plástico se derraman en el océano cada año? Esta es una de las razones por las cuales el bioplástico se está convirtiendo en una alternativa popular para los artículos elaborados de plástico -proveniente del petróleo- de un solo uso como: los popotes y los utensilios.
De primer contacto el nombre suena prometedor, con un prefijo que apunta a un producto amigable con la Tierra. Pero ¿es realmente el bioplástico el remedio para uno de nuestros tantos problemas ambientales? Esto expone Sarah Gibbens a partir de algunas investigaciones.
El bioplástico se refiere al plástico hecho de la planta u otro material biológico en lugar de petróleo. Puede fabricarse a partir de ácidos polilácticos (PLA), se encuentran en las plantas como el maíz y la caña de azúcar, o puede fabricarse a partir de polihidroxialcanoatos (PHA) logrados a partir de microorganismos.
Los bioplásticos agregarán menos carbono a la atmósfera que los plásticos fabricados de petróleo porque simplemente están devolviendo el carbono que las plantas absorbieron mientras crecían.
El uso de una sustancia como el maíz para el plástico en lugar de alimentos es el centro de un debate sobre cómo deben asignarse los recursos en un mundo cada vez más escaso en alimentos.
Los bioplásticos apoyan la economía rural, agraria. Y está creciendo en todo el mundo.
Necesita de una temperatura suficientemente alta que permita que los microbios lo descompongan. Sin ese calor intenso, los bioplásticos no se degradarán por sí solos en un plazo significativo.
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El bioplástico desechado debe enviarse a un vertedero, reciclarse como varios de los plásticos derivados del petróleo, o enviarse a un sitio de compost industrial.
Si el bioplástico terminan en ambientes marinos, funcionará de manera similar al plástico a base de petróleo, se descompondrá en micro partes, durará décadas y presentará un peligro para la vida marina.
A pesar de que en la última década la demanda de bioplástico ha aumentado con la intensión de ser más sostenibles, la gran escasez de sitios de compost industrial significa que los bioplásticos harán poco para frenar la cantidad de plástico que entra en las vías fluviales.
Sin una infraestructura adecuada de compostaje y conocimiento del consumidor, los productos bioplásticos pueden terminar siendo un ejemplo claro de greenwashing.
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Fuente: Sarah Gibbens en National Geographic
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