Con las ciudades casi vacías por la cuarentena para evitar contagios de COVID-19, algunos animales dejaron de lado el miedo y disfrutaron del ritmo desacelerado de las urbes.
Imágenes increíbles han dado la vuelta al mundo durante el confinamiento. Medusas nadando en los canales de Venecia, guanacos paseando por las playas de Chile y pavos reales que recorren sin ningún tipo de apuro las calles de Madrid.
Durante la cuarentena, le hemos cedido nuestro espacio a la naturaleza al quedarnos en nuestras casas. Se respira un aire más puro y los niveles de contaminación han bajado. Además, uno de los hechos que más ha sorprendido es el descubrimiento de animales que se creían extintos o que estaban en peligro de desaparecer. ¡Te compartimos esta buena noticia!
La playa Odisha de la India este año está calma y vacía de turistas por la pandemia. Ésta fue la oportunidad perfecta para más de 70.000 tortugas Olive Ridley comiencen a anidar frente al mar. Una hermosa postal que nos regala la naturaleza.
La especie está en peligro de extinción y el año pasado se vio afectada al no poder colocar sus huevos por la presencia del ciclón Titli.
Una vez que nacen las pequeñas crías, las tortugas se preocupan por alejarlas de las aves y cangrejos que representan una amenaza. Pueden llegar a medir hasta 60 centímetros y pesar 50 kilos.
El lobo gris o europeo se creía extinto hace más de 100 años por su caza indiscriminada. Durante el confinamiento, volvió a aparecer en la región de Alta Normandía en Francia.
Esto se detectó gracias a una cámara infrarroja instalada por un habitante de la localidad de Londinières, durante la noche. Las imágenes fueron enviadas a la Oficina Francesa de la Biodiversidad quien confirmó su identificación. ¡Hasta el momento se había declarado extinto!
Otro animal en peligro de extinción es el jaguar, el tercer felino más grande del mundo. En el estacionamiento de un hotel de Cancún se encontró a este mamífero por la zona de la Riviera Maya.
El secretario de ecología y medio ambiente de la región comunicó: “Estas especies van perdiendo su hábitat en la medida que se urbanizan las ciudades y los espacios donde habitan se van quedando más pequeños”.
Por la deforestación y la caza indiscriminada, la especie del oso de anteojos se encuentra muy amenazada. Gracias al reciente aislamiento humano, estos animales se atrevieron a aparecer en la zona rural del sur de Huila, Colombia.
La autoridad ambiental de la zona hace énfasis en la presión que tienen estos mamíferos por la construcción de nuevas viviendas y el aumento de la población que hace que el hábitat se reduzca junto con su especie.
Cuando apenas comenzó la pandemia, en un parque de España en Valencia, nació un antílope que ya se había extinguido de su hábitat natural. Solo ha sobrevivido gracias a la tarea de los conservacionistas del parque Bioparc para preservar a esta gacela Mhorr.
Una costumbre curiosa de esta especie es esconder a sus críos por hasta seis meses en el pasto para protegerlos de posibles depredadores que puedan amenazarlos.
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