¿Sospechas que la seguridad de tu conexión Wi-Fi no es tan buena como piensas? Pues en realidad depende, en gran medida, del cuidado que se tenga a la hora de establecer la configuración base y de hacer un uso eficiente y sensato de la misma.
Piensa, por ejemplo, en los problemas que podrías tener si utilizas una conexión Wi-Fi con un nombre de red que te identifica fácilmente y utilizas, como contraseña, tu fecha de nacimiento porque «nunca se te va a olvidar». Prácticamente sería como salir de casa y dejarte la puerta abierta.
Aunque en teoría mantener una conexión Wi-Fi protegida no es complicado, quizá sí lo sea para algunos usuarios con menos conocimientos y que no tienen claro por dónde empezar. Así que empecemos por estos tres sencillos pero útiles tips que nos ayudarán a mejorar la seguridad de nuestra conexión Wi-Fi.
El SSID es el nombre con el que aparece identificada nuestra red Wi-Fi cuando se realiza una búsqueda pública de redes disponibles.
¡Ojo! Si utilizamos el nombre que viene por defecto, puede que estemos dando pistas del router que utilizamos y de la posible contraseña de acceso. Lo mismo ocurre si cambiamos el nombre a uno demasiado personal.
Ocultar el nombre de la red Wi-Fi hace que esta no se muestre entre las redes disponibles, lo que significa que para que alguien pueda acceder a ella no solo debe saber la contraseña, sino también el nombre que le hemos puesto (deberá introducirlo de forma manual).
Si no quieres ocultar el nombre de tu red cambia, al menos, el nombre a uno genérico que no permita identificar el router que utilizas ni quién eres. Es un ajuste muy sencillo que podemos llevar a cabo a través del menú de gestión del router (introduce http://192.168.0.1/ en tu navegador).
Desde luego, es el consejo clásico y hasta obvio, pero sin duda es el pilar central a la hora de mejorar la seguridad de nuestra conexión a Internet. La contraseña es tan importante para la seguridad de nuestra conexión Wi-Fi como la cerradura de la puerta para la protección de nuestro hogar, y es que si esta falla, todo lo demás falla.
Si utilizamos una contraseña genérica lo estaremos poniendo muy fácil a los intrusos, y si encima recurrimos a una contraseña personal y a un nombre de red que nos identifique tendremos un problema muy claro, y muy grave.
Cambiar la contraseña es muy fácil, ya que podemos hacerlo en unos segundos a través de la interfaz de gestión del router. La recomendación es que utilices una contraseña de, al menos, tres palabras que no tengan sentido, incluyendo al menos una mayúscula, un par de números y un par de símbolos especiales. Por ejemplo: «escenario 1Perdido caballo- RoJo2 +».
Dar la contraseña del Wi-Fi a nuestras visitas es un gesto de hospitalidad que se ha convertido en todo un clásico, pero puede acabar siendo algo problemático, sobre todo en aquellos casos en los que no tenemos demasiada confianza con dichas visitas.
Para evitar los problemas asociados a este tipo de situaciones, que en muchos casos pueden acabar obligándonos a cambiar la contraseña de nuestro Wi-Fi con cierta frecuencia, es recomendable recurrir a redes de invitados, que podremos limitar y gestionar de una manera muy sencilla.
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