No se trata de usarlas para insultar a alguien, pero la lengua española es vasta que hasta para los insultos hay que saber que existen diversos términos. Así que, no está de más ampliar el vocabulario por si alguna vez las escuchas, puedas saber qué te están diciendo. Y es que, las palabras altisonantes del español antiguo pueden llegar a estar en desuso.
Nuestra lengua tiene mucha riqueza, aunque con los años mucha de ella se ha perdido. Los anglicismos han ganado terreno, hay palabras nuevas todo el tiempo, y gracias a ello la lengua está viva, pero el español antiguo puede tener suma vigencia.
Viene del portugués, donde se designaba así a los absolutistas en las luchas políticas portuguesas de principios del siglo XIX.
Básicamente, significa “persona de ideas o actitudes retrógradas”, conservador. Seguro conoces a más de uno a quien le cabe el título.
Una persona “de poco asiento y reflexión”. Es decir irreflexivo. También se utiliza para hablar de alguien que “no tiene formalidad en sus relaciones sexuales”. Pero eso, claro, no tiene por qué ser un insulto.
Fantoche es un “muñeco grotesco frecuentemente movido por medio de hilos”. Pero además, se puede utilizar para insultar de muchas formas.
Las definiciones que brinda la RAE para esta alucinante palabra son:
Se refiere a la “persona que se preocupa mucho de su compostura y de seguir las modas”. ¿Conoces a alguien así?
Dice la RAE: “Dicho de un animal, especialmente de un cerdo: Que está en celo”. Como verás, el uso de esta palabra es más por analogía que por lo que realmente significa.
Para esas personas de las que no te fías ni un poco, esta es la palabra que debes usar. Su definición formal y marcada ya por la RAE como en desuso es:
Otra palabra que nos regala el portugués. En aquel idioma, significa ‘sombrío, melancólico’. Pues se trata de un derivado de la palabra “sombra”. Pero en español, se usa con otra connotación. Según la RAE, significa: “Lelo, pasmado, aturdido.”
Proviene del latín crapulosus, esta palabra alude a la disipación o al libertinaje. Uno sinónimo podría ser “sinvergüenza”.
Se trata de un andalucismo que significa “persona sucia, desaliñada, de mal aspeco”. Pero también es el gentilicio de Benamargosa, un municipio de la provincia de Málaga (Andalucía, España).
Y por último, esta palabra que, de acuerdo con la RAE se refiera a una persona que “arma trapisonadas o anda en ellas”. ¿Y qué son las trapisonadas? Las trapisonadas son hazañas inútiles y los trapisondistas los enredadores, los que se meten en líos de los que, a su vez, generan más problemas. Este término hace referencia al Imperio Trapisonda, en Asia Menor, que fue absorbido por el imperio Turco; además, en la novela de Cervantes se menciona cuando Don Quijote se llegó a imaginar emperador de Trapisonda.
Fuente: Bioguía
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