Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins ha descubierto por qué mejoramos la segunda o tercera vez que realizamos un movimiento. Al parecer, repetir una tarea no solo nos ayuda a recordar cómo lo hicimos la primera vez, sino también qué errores cometimos. En otras palabras, aprendemos de nuestros errores.
“Cuando aprendemos un movimiento nuevo, ocurren dos procesos simultáneamente. Uno consiste en aprender y el otro en corregir dicho aprendizaje, como lo haría un entrenador personal.
Los siguientes intentos serán más rápidos porque tu coach interno sabrá a cuáles errores debe prestar atención”, explicó el doctor Reza Shadmehr, profesor del Departamento de Ingeniería Biomédica.
Lo más interesante es que tu cerebro puede almacenar e identificar esos mismos errores en otras tareas. Esto facilita su respectivo aprendizaje.
Cuando te digan que puedes lograr algo, están impulsándote a luchar para conseguirlo sin que te des cuenta. Es decir, ¡cuida los mensajes que envías a tu cerebro!
Un estudio realizado por la Universidad Estatal de Michigan sugiere que el cerebro es más receptivo al mensaje de que la inteligencia depende del ambiente, sea o no verdad.
“Los mensajes que estimulan el aprendizaje y la motivación podrían promover un desempeño más eficiente”, dice Hans Schroder, estudiante de doctorado en psicología clínica. “En contraste, decir que la inteligencia está determinada genéticamente puede bloquear el aprendizaje”.
En el estudio, dos grupos de participantes leyeron artículos diferentes y se les pidió que recordaran los puntos principales mientras se registraba su actividad cerebral.
Aquellos que leyeron que la inteligencia estaba predeterminada prestaron más atención a sus respuestas, como si les preocupara su desempeño.
En contraste, quienes leyeron que la genialidad depende de los retos en el ambiente mostraron una respuesta cerebral más eficiente, quizá porque sabían que podrían corregir cualquier error que cometieran.
Ahora daremos un repaso a algunas maneras eficientes de aprender de los errores.
Una vez que comiences a ver los errores como oportunidades y no como fracasos, podrás aprender de ellos de la mejor manera posible.
En ocasiones ser demasiado perfeccionistas nos puede llevar a una visión distorsionada de nuestra propensión a hacer las cosas mal, y no nos permite que saquemos el aprendizaje de nuestros errores.
Actuar de manera precipitada puede llevarnos a cometer otros errores, y aparte de eso, dificulta el proceso de aprendizaje de dicho error.
A veces, desde la perspectiva de las otras personas podemos comprender más adecuadamente cuáles son los aspectos a mejorar en nosotros mismos. Las opiniones de los demás nos ayudan a evaluarnos.
Utilizar el conocimiento que hemos adquirido de nuestras equivocaciones pasadas es una forma de aprender cómo podemos mejorar, y además podríamos seguir aprendiendo.
Con información de : Psicología y mente
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