“Cuando te sientas mal, recuerda que, de entre millones, tú fuiste el espermatozoide más rápido, el vencedor”. Probablemente, alguna vez has escuchado esta frase que sirve para animar o motivar al alguien refiriéndose a que tiene un gran potencial.
Sin embargo, esto está muy lejos de la realidad. En realidad, ¿sabías que la idea de que el espermatozoide más veloz es aquel que consigue fecundar al óvulo al llegar a él es un mito de la biología? Ahora se conoce, gracias diversos estudios científicos, que la famosa carrera de los espermas es falsa en el sentido de que papel que juega el óvulo en todo el proceso de fecundación es mucho más activo y determinante de lo que se creía antiguamente.
En otras palabras, el óvulo no solo se queda esperando al primer espermatozoide que llegue a él, sino que se puede decir que “selecciona al vencedor”. Para explicar esto, debemos señalar ciertas características del óvulo: cuenta con una capa exterior translúcida, conocida como membrana pelúcida, que se encarga de proteger a la célula de “agentes extraños”, tal y como en principio lo son los espermatozoides.
No obstante, la función del óvulo va todavía más allá, pues también se encarga de “guiar” hacia sí mismo a los gametos masculinos para llevar a cabo la fecundación. Esto es posible gracias a que posee una serie de sustancias químicas en su composición, mismos que reconocen y atraen a los espermas. De hecho, sin esta acción atractiva, los gametos masculinos pasarían de largo sin detectar a los femeninos.
Suena a personaje de una saga de magia, ¡pero no! Resulta que cuando los espermatozoides alcanzan el óvulo, estos deben ir rompiendo y debilitando su membrana pelúcida, con el objetivo de entrar y fecundarlo. Sin embargo, los primeros en llegar no lo conseguirán: quedarán débiles y cederán el trabajo a los siguientes. Es decir, “los espermatozoides más rápidos”, serán realmente los que se sacrificarán para ir debilitando la membrana del óvulo, y será el más acertado (el que esté en el lugar exacto y en el momento adecuado), el que logre fecundarlo.
Un estudio publicado por el genetista Joseph H. Nadeau podría darle aún un giro más al proceso. El estudio menciona que el óvulo ejerce un importante papel seleccionador. Es decir, el óvulo escoge o rechaza los espermatozoides que pueden entrar, una vez la membrana se ha debilitado, según la calidad del ADN que porten.
Este descubrimiento tuvo una gran importancia para la comunidad científica pues, no solo daba una cierta complejidad y trasfondo a la simple ley de aleatoriedad genética de Mendel, si no que rompió con la imagen de elemento pasivo que proyectaba la figura del óvulo.
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