¿Ya lo sabías?

¿Por qué decimos ‘literalmente’ cuando no es literal? La lingüística lo explica

Si alguna vez exclamaste “literalmente me morí de risa” —y aquí sigues—, has participado en uno de los fenómenos lingüísticos más curiosos: los usos de literal que no tienen nada de literal. La palabra, diseñada para describir acciones exactas, se ha convertido en un comodín para enfatizar exageraciones. Pero esto no es un error moderno: autores como Fitzgerald, Dickens y hasta Nabokov usaron literalmente para lo contrario. ¿Cómo llegamos aquí?

1. El origen: ¿Qué significa literalmente en realidad?

Según la RAE, literalmente es un adverbio que denota que algo ocurre “al pie de la letra”. Por ejemplo: “Spiderman literalmente escala paredes”. Sin embargo, el habla cotidiana lo ha secuestrado para intensificar frases no literales: “Ese examen fue literalmente un infierno” (spoiler: no hubo llamas).

2. La hipérbole: el truco detrás del mal uso

La clave está en la hipérbole, figura retórica que usa exageraciones para transmitir emociones. Ejemplos clásicos:

  • “Tengo un millón de cosas que hacer” (en realidad, son 10).
  • “Me comí literalmente todo el buffet” (quizá solo tres platos).

Hasta Dickens escribió en Nicholas Nickleby“Squeers se deleitó literalmente con la vista”, aunque no hubo banquete visual.

La RAE rechaza el lenguaje inclusivo

3. ¿Es incorrecto? Lo que dicen los diccionarios

Sorprendentemente, autoridades lingüísticas lo validan:

  • Oxford English Dictionary: “Uso informal para enfatizar, aunque no sea cierto”.
  • Merriam-Webster: “Exageración aceptada en contextos coloquiales”.

4. Por qué lo hacemos: psicología del énfasis

El cerebro prefiere la intensidad emocional a la precisión. Decir “literalmente me rompí el alma” comunica dolor mejor que “me sentí triste”. Los jóvenes, en particular, adoptan este recurso para enfatizar, exagerar, expresiones (ej.: “Esto es literalmente oro”).

Los usos de literal en contextos no literales reflejan la elasticidad del lenguaje. ¿Error? No: evolución. La próxima vez que alguien te corrija, recuérdales que hasta Brontë y Joyce lo hicieron.

Brenda Castillo

Hispanista. Lic. en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM, y especializada en temas de lingüística y docencia desde hace 7 años. Colaboradora de publicaciones para Guía de Preparatorias, Guía Universitaria y Guía de Posgrados.

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