El cerebro humano es todo un misterio para la ciencia, pero ha logrado grandes avances al descifrar ciertas funciones de uno de los órganos más importantes del ser humano. De manera más específica, y usando las más avanzadas técnicas de neuroimagen, la ciencia señala algunas actividades que modifican nuestro cerebro para siempre. ¡Sí! Ya sea la estructura, aumentando y reduciendo su tamaño, o alterando su bioquímica, el cerebro puede tener cambios, a veces para bien y otras puede ser perjudicial. Veamos algunos ejemplos.
Si duermes poco o mal tu cerebro encoge. ¿Se escucha drástico? Pues esta es la conclusión a la que llegaron Charles E. Sexton y sus colegas de la Universidad de Oxford (Reino Unido) tras estudiar con resonancia magnética la relación entre la mala calidad del sueño y el volumen del cerebro. Los resultados mostraron que tener dificultades para dormir está ligado a una reducción veloz del volumen cerebral al envejecer.
Seguramente, muchas veces habrás escuchado que leer mejora no solo nuestro conocimiento, sino nuestra salud neuronal. Y es que ciertas estructuras cerebrales se transforman cuando leemos. Resulta que tras realizar lecturas, como novelas de ficción, genera mayor conexión entre las neuronas del lóbulo temporal izquierdo y las del surco central del cerebro. El primero se vincula al lenguaje mientras que el segundo se relaciona con las sensaciones físicas motoras.
¡Jugar videojuegos ahora tiene la excusa perfecta! Se ha demostrado que practicar esta actividad beneficia al cerebro. Según se desprende de un experimento llevado a cabo por Ian Spence y sus colegas de la Universidad de Toronto (Canadá), los videojuegos (sobre todo los de acción) permiten desarrollar la atención selectiva espacial. Sin embargo, aunque esto puede traducirse en una capacidad positiva en ciertos escenarios, en otros quizá no tanto. En diez horas de juego de títulos como “Call of Duty” o “Medal of Honor” la actividad eléctrica del cerebro se modifica. Los cambios implican aumento tanto de la atención visual como de la capacidad de ignorar información irrelevante que nos distrae.
Los efectos del tabaco y la nicotina no solo afectan el aparato respiratorio, sino también logra trastocar seriamente la química cerebral. La conclusión a la que llegaron científicos alemanes de la Universidad de Bonn tras estudiar los cerebros de 43 fumadores, fue que los enganchados a la nicotina tenían menos cantidad de aminoácido N-acetilaspartato (NAA) en la corteza cingulada anterior, la parte del cerebro que procesa el placer y el dolor.
Lo preocupante es que bajos niveles de NAA se han vinculado con trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia o la demencia, así como con una tendencia al abuso de drogas. La colina, una molécula esencial para el funcionamiento del corazón y del cerebro, también está reducida en los fumadores. La buena noticia es que estos cambios químicos se revierten varios meses después de dejar de fumar.
Si pensabas lucir buena musculatura era la parte bonita de practicar deporte, pues te contamos que va mucho más allá de eso. No solo hablamos de los beneficios a la salud en general, sino que también el funcionamiento del cerebro tiene cambios. Basta con subirse a una bicicleta estática y pedalear durante 30 minutos tres veces por semana, a lo largo de tres meses consecutivos, para que el volumen del hipocampo aumente entre un 12 y un 16%, mejorando la memoria, tal y como se señala en un estudio en Archives of General Psychiatry.
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